Más de la mitad de las denuncias contra estos comercios es por los costos extra para cargar la SUBE o al celular. En un año se sancionaron más de 500 casos sólo en Capital.

Una mañana, Héctor pasó por un kiosco de Balvanera, camino a tomar el colectivo. Cargó $ 60 en la SUBE, pero le cobraron $ 64. Luego pagó $ 103 para pasarle $ 100 al celular. Y $ 59 por unos cigarrillos que en teoría salen $ 52. En total, todo le costó $ 14 más de lo que debería haber abonado. «Sé que es ilegal, pero cuando estás apurado lo pagás. Por acá todos hacen lo mismo», explicó.

Lejos de ceder, el cobro de adicionales en kioscos se extendió en la Ciudad y causa crecientes conflictos entre los vendedores -que defienden la práctica- y los clientes -que la padecen-. La novedad es que ahora los casos pueden reportarse desde el celular para que el Estado actúe, y la bronca empezó a traducirse en una ola de denuncias.

Acaba de cumplir un año el sistema por el cual los porteños pueden pedirle una “inspección exprés” a Defensa al Consumidor si ven prácticas ilegales, y los kioscos quedaron al tope de esos “reportes ciudadanos”, sólo superados por los súper entre más de 4.000 quejas, según un informe oficial al que accedió Clarín.

«De modo creciente, los vecinos pidieron inspeccionar kioscos por cobros de $ 2 a $ 5 para cargar la SUBE y el celular, que en son ilegales», señalaron. En el rubro, el 58% de las solicitudes fueron por esa causa. En otros casos, la denuncia fue que sólo le hacían recargas al que comprara mercadería y que vendían la SUBE a precios mucho más altos que el oficial de $ 25.

«Me quisieron cobrar $ 50 por una SUBE», reportó una vecina, sobre un kiosco en la avenida Nazca, en Flores. «Fui a hacer dos cargas telefónicas, de $ 50 y de $ 20, y me cobraron $ 3 cada una», fue la queja contra un negocio de La Boca. «Cobran por recargar la SUBE y dan vueltos de $ 2 en caramelos», dijo otro pedido, en relación a tres maxikioscos sobre la avenida Corrientes.

No respetar los precios oficiales de los cigarrillos fue la segunda infracción más común, con 28% de los reportes. En ese caso, lo que se expandió fue una lista “paralela” con recargos de entre 10 y 15% por paquete. Es decir, $ 3 a $ 4 más en atados de 10 y $ 5 a $ 8 extras en los de 20. «Me cobraron $ 30 un paquete de Philip Morris que debía salir $ 21», contó un vecino.

“Al principio fueron unos pocos en Provincia, pero la práctica se expandió a todo el país y ahora en muchas zonas ya cuesta encontrar kioscos con valores oficiales”, admiten fuentes del sector tabacalero, donde relevaron que el 77% de los locales de Capital y el Conurbano ya venden con sobreprecio, y 61% a nivel nacional.

Los redondeos en contra del cliente, la negativa a dar ticket y la falta de precios a la vista fueron otras conductas ilegales reportadas. «La falta de carteles de precios es generalizada. Te dicen el valor según tu cara y de noche te cobran más», señaló Sandra González, titular de Adecua.

Según el informe, los inspectores que visitaron los locales denunciados mayormente lograron comprobar las ilegalidades. Así, en el primer año se labraron 541 actas de infracción a kioscos, que luego pueden derivar en multas y clausuras.

«Acá no fomentamos los sobreprecios», aclaran en la Unión de Kiosqueros de Argentina (UKRA), aunque dicen comprender a quien los cobra porque el sistema -sostienen- «deja una ganancia mínima». «Por cargar la SUBE nos dan el 1% del importe y con eso hay que pagar el papel, la luz, la conexión, el alquiler de la máquina y correr el riesgo de manejar muchísimo efectivo que ningún seguro cubre por robo. Deberían darnos el 4 o 5%, y un 15% en los cigarrillos, en vez del 3% actual», plantea Néstor Adrián Palacios, presidente de la entidad.

En el gobierno porteño, sin embargo, plantean que se debe cumplir la ley y alientan a los vecinos a actuar. “En la web de Defensa al Consumidor o en el 147 se pueden reportar incumplimientos y pedir que un inspector visite los comercios para corregir y sancionar conductas desleales”, explicó Facundo Carrillo, subsecretario de Demanda Ciudadana de la Ciudad. “Es importante que los vecinos denuncien. El reporte temprano nos permite estar rápido donde se produce la falta y actuar”, agregó Vilma Bouza, la directora de Defensa al Consumidor.

En la Ciudad, según la UKRA, funcionan 28.000 kioscos. En el país son 100.000. Pequeños escenarios de una puja cotidiana por los precios donde, por ahora, va perdiendo el consumidor. Aunque, con nuevas herramientas, el partido podría darse vuelta.

Los súper lideran el ránking de quejas
En el primer año del sistema de “inspecciones exprés”, casi 4.000 vecinos contactaron a Defensa al Consumidor de la Ciudad para que sus agentes, en 72 horas, verifiquen en persona los abusos que hayan sufrido y castiguen a la empresa responsable. Y los supermercados y autoservicios fueron los negocios con más quejas. Principalmente, por diferencias entre el precio de góndola y el cobrado en caja, por engaños con promociones y por no mostrar precios. El segundo lugar del ranking fue para los kioscos y el tercero se lo quedaron las tiendas de ropa y calzado, donde las quejas más recurrentes se concentraron en los problemas para hacer cambios y en la imposición de recargos cercanos al 10% para los pagos con tarjeta. En restaurantes, lo más común fueron las denuncias por cobros irregulares del servicio de mesa. Y en garajes, la prohibición de dejar bicicletas. Según lo dispuesto, cuando el vecino hace su reclamo recibe una copia por mail y luego, un un informe con los resultado de la inspección.

 

 

Fuente
https://www.clarin.com
Autor : Martín Grosz